Proverbio saharaui

Aid wahda ma etsafag. Una mano sola no aplaude

jueves, 5 de enero de 2012

LA CULTURA NOS HACE LIBRES

Sin duda es, cuanto menos, admirable el lugar que se da a la educación en los campos de refugiados de Tindouf. Las cifras hablan por si solas: en el momento de la invasión marroquí la tasa de analfabetismo entre los saharauis era del 95%, en la actualidad más del 90% saben leer y escribir. A pesar de todas las dificultades se ha conseguido que la totalidad de los niños y niñas saharauis estén escolarizados con obligatoriedad hasta los 16 años, existiendo guarderías en las Dairas , escuelas primarias y escuelas de secundaria, teniendo que salir de los campamentos para cursar estudios superiores, cosa que pueden hacer gracias a la colaboración de países como Cuba o Argelia. Nadie se queda fuera del sistema educativo constituido en la Hamada, también los discapacitados encuentran en instituciones como la Escuela de Castro un lugar donde aprender a ser independientes, a valerse por si mismos, a vivir con dignidad…
Niños en Tindouf (Foto: Cristina Molera)

En algunos de los centros educativos que, con mucho esfuerzo y gracias a la ayuda humanitaria, se han levantado en cada una de las Dairas se puede leer la frase “ la cultura nos hace libres” y sin duda la escuela es para los saharauis una institución indispensable y fundamental ,pues forma parte del proceso de socialización y adquisición de valores de los niños y jóvenes, donde se preparan las futuras generaciones para la libertad, el futuro y la igualdad.

Las mujeres tampoco están exentas de oportunidades formativas…la mujer saharaui, gran pilar de su organización social, constituye una gran excepción en el panorama africano, árabe y musulmán, pues cada nacida o crecida en los campamentos posee un nivel de educación mínimo equivalente al bachillerato en España y muchas de ellas cuentan con titulación media o superior.

 Esto solo es un retazo de una realidad formativa admirable y no exenta de carencias y obstáculos a la que intentaremos ir acercándonos, pues hay mucho que contar, ya que es preocupación principal para el gobierno saharaui y para sus ciudadanos no sólo mejorar su situación en los campos de refugiados, sino estar preparados para la reconstrucción de su país al que todos anhelan volver, incluso aquellos que, nacidos en “la nada” del desierto argelino, nunca llegaron a ver las aguas de sus costas.